Las últimas bombas racimo que tenia el gobierno colombiano en el país fueron destruidas la tarde de ayer en las instalaciones del Grupo Aéreo de Oriente ubicado en Marandúa- Vichada.
El acto estuvo presidido por el ministro de la Defensa Juan Manuel Santos Calderón, dando cumplimiento al Tratado de Oslo, que prohíbe la utilización, fabricación, comercialización y almacenamiento de este tipo de bombas.
Tan sólo cinco meses después de haber suscrito el convenio, la Fuerza Aérea Colombiana recolectó las 41 bombas tipo racimo ‘CB-250 K' que tenía en las diferentes unidades y las trasladó a esta base, donde se han venido destruyendo con todos los protocolos de seguridad.
Estas bombas, que eran usadas para destruir pistas clandestinas del narcotráfico y para atacar campamentos insurgentes, serán reemplazadas por las que actualmente fabrica Indumil para los aviones de la FAC, que son de tipo convencional (125, 250 y 500 libras) y tienen mayor precisión.
Este acto de cumplimiento a los tratados internacionales de protección a los Derechos Humanos se suma al que desde 1999 han venido realizando las Fuerzas Armadas en el marco de la Convención de Ottawa, de renunciar a su capacidad de producir, almacenar y utilizar minas antipersona.
Desde entonces, fueron destruidos todos los equipos para su fabricación, así como las 19 mil minas almacenadas en depósitos militares. En cuanto a los campos minados bajo jurisdicción de las Fuerzas Militares, han sido destruidos 14 de los 34 existentes, tarea que se espera terminar antes del año 2011.