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  • Última actualización 2024-03-27 23:33:12
Los tres guerrilleros del ELN fueron hallados responsables de los delitos de homicidio en persona protegida y rebelión.
Arauca

Condenan a 42 años de prisión a responsables del crimen de la jueza Gloria Constanza Gaona

El juez segundo especializado de Cundinamarca condenó a 42 años y tres meses de prisión a Robinson Archila Romero, Robinson Adrián Ortega y José Diomedes Gamboa por su responsabilidad en los hechos que rodearon el crimen de la jueza de Saravena (Arauca) Gloria Constanza Gaona registrado el 22 de marzo de 2011.

El funcionario judicial consideró que existen pruebas documentales y testimoniales suficientes para inferir la responsabilidad de los tres procesados en los delitos de homicidio agravado en persona protegida y rebelión. Igualmente se ordenó el pago de una multa de 3.404 salarios mínimos legales vigentes a los tres milicianos del ELN.

La jueza, conocida en el municipio como ‘La Dama de Hierro’, adelantaba el proceso contra el teniente del Ejército Raúl Muñoz Linares por su presunta responsabilidad en la violación y el homicidio de tres menores de edad en zona rural del municipio de Tame (Arauca), fue abordada por un hombre con casco cuando se movilizaba con la oficial de su despacho.

Sin mediar palabra el hombre le disparó en dos oportunidades en su cabeza causándole la muerte inmediata. El juez consideró que existían pruebas testimoniales que permitieron identificar a Archila Romero de ser el autor material del asesinato, entre las que se encuentran la versión de la compañera de la jueza y vecinos del sector.

En audiencia pública la oficial del juzgado reconoció a Romero como la persona que le propinó las dos heridas mortales a la jueza. “Lo tuvo cara a cara”, reseñó el juez especializado al tener en cuenta que fue una testigo presencial, quien desde el primer momento dio una descripción física del sicario y se sostuvo en el juicio oral teniéndolo frente a frente.

Otros testigos aseguraron que el día de los hechos vieron a Archila Romero, reconocido como un miliciano del ELN, dando vueltas en repetidas oportunidades por el sector en una moto. A todos les llamó la atención su presencia y el hecho que en un momento se puso el caso, lo que solamente significaba que iban a cometer un acto ilegal como en efecto ocurrió.

Todos en Saravena sabían que los ahora condenados hacían parte dicho grupo subversivo. Además señalaron bajo la gravedad del juramento que después de escucharse los disparos vieron a Archila Romero portar un arma de fuego, la guardó en la correa de su pantalón y acto seguido se subió a una moto.

Su actitud sospechosa llenó de miedo a los pobladores porque sabían que su presencia en un lugar solamente indicaba que lgo malo iba a pasar. Otros testigos señalaron que Robinson Adrián Ortega conducía la moto en la que se movilizaba el sicario, mientras que José Diomedes Gamboa cumplía labores de vigilancia en la zona “por si algo pasaba”.

Los testigos aseguraron que los reconocieron de inmediato, puesto que eran conocidos en la región por sus labores de extorsión en el municipio. Tras revisar las celdas se pudo determinar que los tres abonados celulares fueron registrados en el día y la hora en la que se presentó el crimen.

Un guerrillero del ELN, quien se encuentra privado de su libertad, aseguró que en una oportunidad escuchó a uno de los capturados hablar sobre la planeación del crimen y las problemáticas que se estaban presentando.

Pese a tres de los testigos principales se rectificaron en el juicio, el juzgado consideró que este arrepentimiento se presentó por el hecho que no les fue cancelada en su totalidad la recompensa y “no porque los hechos narrados no correspondieran a la realidad”.

“Hicieron parte de un plan organizado para segar la vida de una mujer indefensa”, precisó el juez quien resaltó que estas personas planearon y ejecutaron un crimen hecho por el cual se presenta un agravante en los hechos materia de juzgamiento.

La defensa de los procesados presentó recurso de apelación en contra del fallo. Continuarán privados de la libertad en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita (Boyacá).

Vía: elespectador.com

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