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  • Última actualización 2024-04-24 11:17:46

Hace cien Veintes de Septiembre

Pienso mil veces al día que mi vida externa e interna se basa en el trabajo de otros hombres, vivos o muertos.

Siento que debo esforzarme por dar en la misma medida en que he recibido y sigo recibiendo”

Einstein.

Por: Humberto - Humberto

La vida de mi papá como la de  todos nosotros,   se parte en dos en el momento mismo que comienza a ser padre. Su tripa de ombligo la enterraron de manera precisa y florida hace cien años en Onzaga, un pueblito de Santander, que entre sus muchos caminos,   está el  que conduce  al Páramo de Santa Rosa,  en Boyacá.

Ya tenía pelos por todos lados,  la vez que en Bogotá, con la ayuda del tío Ramón,  armó un equipo de dentistería y se metió  al llano por Villavicencio. En Puerto López a orillas del río Meta, se embarcó  y siguió  agua abajo hasta  Puerto Carreño,   sitio donde el río Meta, desemboca en el  Orinoco. Allá,  en esa lejura Dios le dio un hijo, nuestro hermano mayor,  y en ese  momento,  su vida se partió en dos.

Lo primero que le dio  fue por poner nombres de reyes a sus hijos,  entonces  al primero lo puso Eduardo, haciéndole guiño a un rey Inglaterra que medía 1, 93 mts. Por coincidencia,  mi hermano mayor era un hombre  alto para su entorno, tanto así, que nosotros le llegamos al hombro. Remontó de nuevo el río, subió por el Casanare y en Rondón, en el verano del año cuarenta y tres, le tocó el homenaje a Portugal, a Juan de Avís, el de la “buena memoria” y curiosamente también,  nuestro hermano Avíz,  es un memorioso. 

Le correspondió el turno   a la reina Beatriz, sin saber  cuál de todas, porque reinas con ese nombre son muchas incluyendo a la actual reina de Holanda,  y a la monja Beatríz, (Historias Marianas) que tentada por un clérigo abandona el convento y muchos años después regresa arrepentida sin que nadie notara su ausencia, porque la virgen María había ocupado su puesto. Mi hermana Betty nació en Arauca. Me tocó a mí,  que nací en el Alto Arauquita, en un barranco de cuyo nombre no quiero acordarme,  y el turno fue  para la Italia  del novecento,  Humberto Primero rey de Italia.  

“El 28 de julio de 1900 el rey Humberto I estaba cenando en un restaurante de la localidad de Monza, donde se había dirigido para presidir una competición de atletismo. El dueño del establecimiento quiso darle la bienvenida a su establecimiento y cuando salió a saludarlo todos los presentes quedaron sorprendidos al ver que este hombre y el rey eran absolutamente iguales. Más que gemelos, dos gotas de agua, imposibles de distinguir. Intrigado por el encuentro el rey comenzó a preguntarle detalles sobre su vida. Las coincidencias iban más allá del parecido físico: los dos se llamaban Humberto, habían nacido el mismo día en la misma ciudad (Turín), se habían casado el mismo día con una mujer que tenía el mismo nombre (Margherita), el hombre había abierto su restaurante el mismo día que Humberto I había sido coronado rey. Todo esto divirtió mucho al monarca, que invitó a su doble a que lo acompañara en el palco de la competeción.”

La segunda parte de la historia de mi papá continúa cuando  en San Lorenzo,   nació mi hermana Alix Esther,  fundiendo   dos  reinas,  Alix (así le decían a  Alejandra de Dinamarca), con  la historia de la  reina   Esther, mujer de gran piedad, que al coronarse reina de los medos quedó con el nombre persa de  Edisa. Siguió una niña morenita como la sombra de una rama, con las orejas grandes de los Machado y la fuerza secreta de las morenas,  que nació en Arauca. Mi mamá quiso que se llamara Violeta,  y así la llamamos los primeros cuatro años,  hasta la mañana que él,  nos contó que mi mamá  se le había aparecido en un sueño   y le pedía que le cambiara el nombre,  entonces trajo el cura a la casa y la bautizaron con el nombre Carmen Teresa, escogiendo   Carmen, por ser la reina y soberana de los católicos: La Virgen del Carmen (disculpen la aclaración),  y Teresa por la infanta de España que se coronó reina de Austria. La  historia de los primeros siete hijos, la remata  Hugo, nacido en El Amparo, a orillas del Río Arauca,  y  para darles una referencia, citemos una  película: El  rey Hugo y el Dragón, al que  vence con un  enjambre de abejas. Para la celebración de los ciento un años,  prometo contarles la historia del nacimiento y el origen del nombre de  diez hijos  más,  de este Señor de los Ríos. 

 trayendo a Einstein por los cabellos, puedo decir  que muchas veces al día,  me repito  que mi vida exterior e interior se debe en gran parte al trabajo,  y a la risa de mi papá.   Hoy veinte de septiembre, al cumplir cien años de su nacimiento estamos en el  palco de la celebración, pero  también,  invitados a esforzarnos para dar en la medida que recibimos y seguimos recibiendo.  

 

   Aunque me tilden de vago

De bohemio y de beodo,

Vuelvo a levantar el codo

Voy a beberme este trago

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